sábado, 6 de noviembre de 2010

Reflexión: La Nueva Generación de Padres de Familia


¡Ánimo papás!
¡Vale la pena intentarlo!
Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores, y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.
Estamos lidiando con los niños y adolescentes más “igualados”, beligerantes y poderosos que jamás han existido.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro.
Así que, somos los últimos hijos regañados por sus padres y los primeros padres regañados por sus hijos.
Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten. 
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.
Hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.
Y ahora los  hijos entienden  por respeto el que los padres los dejen hacer lo que quieran, sin cuestionarlos, confrontarlos ni, mucho menos, reprenderlos.
Ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos y obedecerlos para ganárselos.
Hoy un número mayúsculo de papás y mamás que se desviven por  ser los mejores “amigos” de sus hijos.
Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al verlos tan débiles y perdidos como ellos. 
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben hacia dónde ir.
Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rindiéndonos  a su voluntad.
Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.
http://www.peques.com.mx/la_nueva_generacion_de_padres_de_familia.htm 

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