*Los aztecas,
precursores de la ecología
*Hidroponía, cultivos innovadores que
datan del siglo XVI
Con auténtica
preocupación y solidaridad por el deterioro ambiental de nuestro
planeta, de nuestras tierras mexicanas, y como una alternativa de
acción, con resultados comprobados, pongo a la amable consideración,
de usted, amigo lector, estas conclusiones que a ciencia cierta
sabemos que por muchos años, fueron ejecutadas logrando el propósito
para el cual fueron creadas, sin generar daños colaterales.
Toda sociedad
engloba valores, ideologías y estilos de vida, que se han
desarrollando a lo largo de la historia. Dos de estos contextos, el
geológico y el ecológico, son ejemplos muy claros de las buenas
decisiones que hace miles de años, fueron tomadas.
En el contexto
ecológico, con un desarrollo sustentable, la forma de lograr avances
sin destruir por completo su ecosistema lo ejecutaron las culturas y
civilizaciones prehispánicas, que utilizaban los recursos
apropiadamente con el mejor cuidado y aprovechamiento posible,
respetando sus tierras, su ideología, su cultura y su economía.
La cultura
Azteca fue una civilización importante que aportó tecnologías al
aprovechar con inmensa inteligencia sus recursos naturales; muchos
investigadores proponen regresar a las prácticas de producción
agrícola que se realizaban en la época prehispánica,
eficaces y sustentables, tanto, que se han internacionalizado en
nuestra época. Con ellas se consideraban factores muy importantes
las complementariedades de la diversidad ecológica y los espacios
geográficos, adaptando la producción a diferentes productos para
optimizar la oferta ecológica de diversas geografías, tomando en
cuenta también, la fuerza de trabajo, la fertilidad de la tierra y
sus procesos de regeneración para no sólo obtener la producción
propia de la región sino además integrar suelo nuevo, a
través de la incorporación de la tecnología de la chinampa[1].
Si en el siglo
XX sorprendió el desarrollo de la hidroponia (producción de plantas
sin requerir tierra) más asombroso resulta lo que hizo el pueblo
mexica durante los siglos XV al XVII, con la construcción de huertos
que flotaban en la superficie de los lagos.
La tecnología
desarrollada se basaba en la elaboración de una estructura parecida
a la de las balsas de los náufragos: un armazón de grandes troncos
que, aprovechando las características de resistencia a la humedad de
los ahuejotes[2]
(árboles que se sembraban a la orilla de las chinampas y al echar
raíces en el fondo del lago —que no era muy profundo—), el
huerto quedaba atrapado en un lugar fijo; atados con cuerdas de
ixtle[3]
que luego se iba completando con un entramado de ramas, cañas y
troncos más delgados, una especie de esqueleto tejido, que
posteriormente era cubierto con capas de guijarros, grava y tierra
propia para la siembra.
Sorprendentes
avances como sociedad alcanzaron, enmarcados en el respecto por la
naturaleza (a quienes ellos adoraban como deidades) y en la
conservación de sus campos, lagos, ríos y hábitat de las especies,
que desafortunadamente, en la actualidad se encuentran en peligros de
extinción y de alta contaminación.
En nuestros días
es importante fomentar la cultura del aprovechamiento de las tierras
con las que contamos en nuestro país, una forma de hacerlo es
utilizando aquellas técnicas probadas que usaban nuestros
antepasados con el asesoramiento adecuado por parte de especialistas
comprometidos con la ecología, implementando acciones para la
regeneración del suelo y subsuelo, incorporar estas estrategias que
hace miles de años generaron prácticas de cultivos múltiples y
combinados, creando los recursos naturales como huertos familiares,
milpas y acahuales[4].
Las
técnicas sustentables de producción, en el México Prehispánico se
mantenía claro el concepto de percepción de los recursos naturales,
dichas estrategias lograron una optimización de territorios,
diferentes ecosistemas así como el alcance de grupos étnicos, esto,
de acuerdo con las condiciones ambientales y territoriales de cada
región, logrando una gran cooperación entre los diferentes pueblos
y culturas para el cuidado y aprovechamiento de los recursos.
Estas prácticas
indígenas están siendo reproducidas en diferentes lugares como
estrategias de supervivencia cultural y desarrollo sustentable, y así
alcanzar esta racionalidad ambiental que es urgente atender.
Regresar a
nuestras raíces y concientizarnos de lo realmente importante y
benéfico por el bien de nuestra sociedad, es el mantener en
armonía nuestras acciones y nuestro estilo de vida con el de la
Madre Naturaleza, reconociendo con humildad la sabiduría con la que
nuestros antepasados desarrollaron grandes civilizaciones que
respetando el concepto de sustentabilidad, dejaron al margen el
aspecto económico que hoy en día parece ser el eje rector
predominante en el mundo.
M. en Arq.
Miguel Angel Galindo Aguayo
Contacto:
Lic. Sonia
González Arana
Relaciones
Públicas
Sistema
Educativo Justo Sierra
Tel. 1086-8630
[1]
Término azteca para referirse a una construcción de madera que
servía para retener tierra de cultivo sobre una superficie lacustre.
[2]
Salix bonplandiana es un árbol de la familia de las
salicáceas, a la que pertenecen, entre otros, el sauce llorón.
[3]
Fibra textil usada en México desde la época de Mesoamérica.
Proviene del maguey, del género agave.
[4]
Hierba alta y de tallo algo grueso de las que crecen en los
sembrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario